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Diversos estudios demostraron que los niños y niñas pueden contraer COVID-19 de manera sintomática o asintomática, así como también transmitir el virus hacia otras personas

Desde los primeros momentos de la pandemia de COVID-19 se observó que la enfermedad sintomática se desarrolla con menor frecuencia en niños y niñas en comparación con personas adultas y mayores  (https://confiar.telam.com.ar/los-ninos-y-ninas-tambien-contraen-covid-19/). 

Sin embargo, diversos trabajos muestran que, efectivamente, los niños y niñas pueden -al igual que los adultos- contagiarse de COVID-19, siendo muchos de ellos asintomáticos y otros sintomáticos., Además de ser portadores del virus, los infantes pueden ser transmisores de la enfermedad. En algunas investigaciones realizadas desde el inicio de la pandemia se presenta evidencia de que los niños y niñas pueden transmitir COVID-19 hacia otras personas a través de las vías respiratorias, así como a partir de la materia fecal, inclusive en infantes cuyos hisopados nasofaríngeos resultaron negativos. De hecho, estos estudios advierten sobre la peligrosidad de la transmisión comunitaria por medio de los niños y niñas, ya que muchos de ellos son asintomáticos o presentan síntomas leves y no son testeados con la misma frecuencia que en adultos. Esto puede conllevar a una subestimación, (creer que son menos casos de los que realmente son) de la transmisión viral por este  grupo. 

Es importante destacar que los niños y niñas que muestran síntomas pueden desarrollar fiebre, tos, síntomas nasales, diarrea, náuseas y/o vómitos. En algunos casos la enfermedad incluye neumonía, infección de las vías respiratorias, disminución en la cantidad de linfocitos, anomalías en tomografías computadas, síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico (erupción en la piel, ojos rojos, manos o pies hinchados, entre otros), problemas neurológicos e incluso muertes. 

La suspensión de las clases presenciales en un contexto de alta circulación viral como medida preventiva podría jugar un papel relevante en la disminución de la transmisión comunitaria. Varios estudios realizados en distintos países del mundo respaldan la hipótesis de que la suspensión de clases presenciales es una de las principales medidas para disminuir la propagación del virus.

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