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No se han informado casos de aumento directo en el tamaño de los senos. Sin embargo, según los últimos reportes, la vacuna Pfizer puede generar una inflamación de los ganglios linfáticos, dando la sensación de un crecimiento en las mamas.

Todas las vacunas desarrolladas para combatir la COVID-19 se encuentran en fase de farmacovigilancia, es decir, de monitoreo continuo de los eventos adversos que puedan presentarse luego de su inoculación. Hasta el momento, como efectos secundarios de la vacuna Pfizer, se han reportado: escalofríos, fiebre, dolor de cabeza y fatiga. Recientemente, algunas mujeres vacunadas manifestaron notar un agrandamiento mamario. La explicación a este fenómeno es que la vacunación puede generar, un aumento en el tamaño de los ganglios linfáticos (órganos que forman parte del sistema de defensas), dando la sensación de un crecimiento en las mamas. Esto es transitorio y luego vuelve a la normalidad.

 

El fenómeno de inflamación de los ganglios linfáticos (llamado adenopatía) puede presentarse cuando el cuerpo está luchando contra un resfriado o una infección. Las vacunas, por otro lado, simulan el escenario que ocurre en una infección, ya que están diseñadas para entrenar al sistema de defensas para atacar a un patógeno. Ciertas células de los ganglios linfáticos (llamadas células B) reciben la información brindada por la vacuna para producir nuevos anticuerpos, y esta congregación de células B y de anticuerpos acumulados pueden generar inflamación.

 

La inflamación de ganglios linfáticos se reportó en pacientes que recibieron las vacunas Pfizer o Moderna. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. informaron que el 11 % de los pacientes que habían recibido la vacuna Moderna presentaron adenopatía luego de la primera dosis, mientras que el 16% lo experimentó después de la segunda inyección. Este fenómeno suele aparecer entre dos a cuatro días luego de la vacunación, con una duración promedio de 10 días. 

 

La adenopatía puede ser, además, un signo temprano de cáncer de mama, por lo que se recomienda siempre la consulta médica ante este síntoma. Varias agencias de salud, incluida la Sociedad Estadounidense del Cáncer (ACS) y la Sociedad de Imágenes de Seno, han recomendado que aquellas mujeres que planean hacerse una mamografía deben programarla para antes de recibir la vacuna contra COVID-19, o cuatro a seis semanas después de la vacunación. Además, en las mujeres que hayan sufrido cáncer de mama se recomienda recibir la inyección de la vacuna COVID-19 en el brazo del lado opuesto a donde se encontraba el tumor.  

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