Tiempo de lectura: < 1 minuto

Aún no se sabe cuál es la cantidad mínima necesaria de anticuerpos que hay que tener en sangre para estar protegido contra la enfermedad sintomática. Además, hay otro tipo de defensas (como la celular) que también nos protegen de la enfermedad grave.

Se está estudiando si el hecho de tener anticuerpos en sangre contra el virus SARS-CoV-2 está asociado a un menor riesgo de tener la enfermedad COVID-19. 

 

Se ha demostrado que la inmunidad contra el SARS-CoV-2 que se adquiere luego de la infección o de la vacunación proporciona cierta protección contra la reinfección y contra las complicaciones de la enfermedad. La efectividad de esa respuesta puede verse afectada por las nuevas variantes del virus, ya que si el virus cambia mucho puede ocurrir que estas defensas no lo reconozcan tan eficientemente (https://confiar.telam.com.ar/las-nuevas-variantes-del-sars-cov-2-pueden-afectar-la-eficacia-de-las-vacunas/). 

 

Se ha observado que un buen nivel de anticuerpos capaces de bloquear y neutralizar al virus pueden brindar protección contra la enfermedad sintomática. Los anticuerpos van a actuar uniéndose al virus e impidiendo que éste entre a nuestras células. Sin embargo, no está claro en la actualidad cuánto dura esta inmunidad protectora, ni tampoco se sabe cuál es la cantidad mínima de anticuerpos que se tienen que tener en sangre para estar protegidos de la enfermedad sintomática. Los anticuerpos en sangre tienden a bajar con el paso del tiempo, pero las células que generaron esos anticuerpos (células B) pueden permanecer en nuestro organismo por períodos más largos de tiempo. Éstas células van a producir nuevamente anticuerpos si nos encontramos por segunda vez con el virus. Otra parte importante de nuestras defensas (las células T) también pueden permanecer en nuestro organismo por períodos largos de tiempo y brindarnos protección contra la enfermedad grave.

¿Querés compartir lo que leíste?