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Ambos virus son respiratorios y tienen una similar forma de contagiarse. Pero el virus del sarampión puede mantenerse hasta 2 horas en el aire y el periodo de incubación (es decir, mientras se multiplica dentro nuestro pero no nos enteramos) es de 3 a 4 veces más largo que el de Omicron. Recién a los 9 a 12 días de habernos contagiado de sarampión comenzamos a manifestar síntomas. Los síntomas son parecidos a los de COVID pero se caracteriza además por tener lesiones en la mucosa bucal y en la piel (erupciones). La enfermedad, sin complicaciones, suele durar de 7 a 10 días. Podemos contagiar hasta 2 días después de la aparición de la erupción. En parte esto hace que podamos contagiar a muchas personas durante ese largo período sin saberlo!. Se calcula que mientras una persona que tiene COVID podría contagiar hasta 7 personas (si la variante es Omicron), una que tiene sarampión puede contagiar hasta 18!. Pero hay una buena noticia. Estos números disminuyen cuando las personas están vacunadas, y también cuando aplicamos medidas sanitarias como, distanciamiento y ventilación. 

Algunos datitos sobre la vacuna: Se comenzó a utilizar en 1963. Antes de esto, cada 2 o 3 años se registraban importantes epidemias de sarampión que llegaban a causar cerca de 2 millones de muertes al año. Actualmente las epidemias ocurren en poblaciones no vacunadas o con una vacunación menor al 40%. En 2017, año que registró una gran suba de casos y una disminución en la vacunación en parte por los movimientos antivacunas,  murieron 110.000 personas por esta causa. Nuestro Calendario Nacional de Vacunación incluye 2 dosis de la vacuna triple viral (contra sarampión, rubéola y paperas): una se da a los 12 meses y la otra a los 5 años de edad. El 94% de las y los vacunados generan defensas que duran casi 20 años!.

Pero no todo es color de rosas. Hay algunos grupos de personas que no pueden acceder a esta vacuna. Al ser de tipo atenuada (el virus está «vivo» aunque debilitado), la vacuna está contraindicada en personas gestantes, inmunocomprometidas, con infección por VIH, trasplantadas o niños menores de 6 meses y como siempre para personas con antecedentes de reacción alérgica grave (anafilaxia) a componentes de esa vacuna. Es muy importante entre todos y todas proteger a estos grupos que son los que más riesgo de complicaciones por sarampión tienen y no pueden vacunarse. Si la mayoría de la población está vacunada, el virus no circula y actuamos como un cortafuegos.

 

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