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Aunque los estudios sugieren que la memoria inmune contra el nuevo coronavirus es estable durante el primer año desde la infección, aún no hay estudios que evalúen la inmunidad por más de 12 meses.

Algunos trabajos midieron la cantidad de “defensas” (anticuerpos) contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 y observaron que disminuyen mucho durante los primeros cuatro meses desde la infección, decayendo más lentamente en los siguientes meses. A la fecha, no hay estudios que hayan evaluado la cantidad de anticuerpos en un plazo mayor a los doce meses. Tampoco se sabe cuál es la cantidad mínima necesaria para estar protegido.

 

Los anticuerpos son producidos por células del sistema inmune llamadas linfocitos B. En un trabajo se midió la cantidad de linfocitos B en pacientes recuperados, y se observó que los mismos se mantienen estables entre los 7 y 11 meses después de la infección. Además, otros estudios sugieren que 12 meses luego de la infección, también se encuentran cantidades similares de linfocitos B que, si bien no se encontrarían produciendo anticuerpos, pueden comenzar a producirlos rápidamente en el caso de una reinfección por el coronavirus SARS-CoV-2.

Las personas que además de haber cursado la enfermedad recibieron una vacuna contra coronavirus, mostraron mayores niveles de anticuerpos y de linfocitos B. 

 

Sin embargo, la de los anticuerpos y los linfocitos B es sólo una parte de la inmunidad que generamos contra el virus y que nos protege si nos volvemos a infectar. La otra parte es aportada por otras células, llamadas linfocitos T. Estos pueden brindarnos protección contra las formas graves de la enfermedad. Aún no conocemos qué sucede con la respuesta de los linfocitos T a lo largo del tiempo.

 

Aunque los resultados hasta el momento son alentadores, se necesitan estudios que evalúen la respuesta inmune por más tiempo para decir que la inmunidad contra el coronavirus dura años.

 

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